miércoles, 4 de junio de 2014

Angelines, Ignacio y su real camiseta


Hola, amigos : De nuevo salgo a vuestro encuentro, y de nuevo con algo de retraso. Disculpadme.
Que no os engañe la foto, y lo digo por los que saben que soy forofo del Madrid. No quiero ofender a nadie y menos a los del Atleti, equipo, dicho sea de paso, que este añó lo bordó y goza de todos mis reconocimientos futbolísticos, haciéndonos aún más meritoria la victoria. No es del Madrid de quien quiero hablaros, sino de Angelines y su hijo Ignacio.
Angelines es una madre y mujer como la copa de un pino. Ya jubilada y llena de júbilo, aparca por un momento su familia y se viene a Fô-Bûure, la misión de Logroño-Basbastro, a ayudar a ver lu gran luz de la vida a cuantos niños puede, y en las mejores condicones posibles. No hace falta que os diga que su profesión ha sido y sigue siendo comadrona. Y si grande le hace su profesión (¡que excelente gracia !), más grande le hace aún su vocación, que en ella encuentran las dos una perfecta unión hipostática. Vocación de mujer, de madre y de madre de madres. También orgullo de nuestra raza.
Ignacio, ¡cuánto me hubiera gustado conocerle ! Hijo de Angelines y gozo y alegría de su familia. Murió hace un año y nedio, a los 33, como Aquél a quien muchos queremos seguir. Tuvo la enorme gracia de ser querido y aceptado por unos grandes padres, pues otros, en su mismo caso y des-graciadamente, valga la redundancia, no la tienen. Nació con el síndrome de Down y en ningún momento fue considerado como un estorbo de la buena vida o una carga insoportable de la que hay liberarse antes atreverse a mirarla frente a frente. Cuando Angelines me lo dijo, yo le pregunté : « ¿Os trajo la alegría a vuestra casa ?», ella me respondió : « no te lo puedes imaginar. Era el centro, el motor de nuestra vida, todo giraba a su alrededor, todos queríamos estar con él. Nunca se enfadaba, siempre alegre, contento ». Bueno, así a lo bajines, me susurró : « tenía un defecto, era del Madrid como tú ». Y, claro, yo exclamé con voz potente, para que me ayera Rafael : « ¡Bendito defecto ! ».
Más tarde, antes de marcharme, Angelines desapareció un momento y apareció con una camiseta el Madrid, muy elegante. Me dijo : «toma, te la regalo, era de Ignacio, el único forofo del Madrid de la familia, los demás somos todos del Atleti ». Me entró algo muy fuerte por dentro, tan fuerte que me dije : « como gane el Madrid, te la pones y hasta Fô-Bûure con ella, aunque se enfade Rafael ». Y así hice, y lo pude hacer por dos minutos. Dos minutos y alguno más en las que las voces de Ignacio y las mías se oyeron a 40 kms de distancia, la que hay entre Bembéréké y Fô-Bûure.
Al llegar a Fô-Bûure (lo repito bien para que os suene), sólo estaba Angelines, Rafael aún no había llegado de celebrar las eucaristías. ¡Qué guapu es ver a una madre emocionarse ! Os lo imagináis, ¿verdad ? Y su beso, aún más guapu. Esa fue su verdadera reacción, y mi pequeño homenaje para ella y para Ignacio. Os confieso, para terminar, que, aunque pasaron muchas por mis manos, nunca me había puesto una camiseta del Madrid. Esa vez merecía la pena. ¡Hasta siempre ! Un beso para ti, Julia.

2 comentarios:

  1. Hola Jandro: me alegra este testimonio de Angelines. Me hubiera encantado compartir ese momento. Refleja la verdad de todos los padres que he conocido con hijos en esta misma situación : que no dudan de su dignidad personal y, aunque reconozcan sus defectos y limitaciones, estos nunca los sitúan en el hecho de tener un cromosoma 21 de más... Ojalá nuestra ciega sociedad comprenda la necesidad de apoyarles cada vez más...
    Aunque los tiros, como constatamos, van por un obsesivo diagnóstico precoz en su etapa prenatal que, lejos de servir para una supuesta curación o recibir una mejor y planificada atención, suele ser, por el contrario, mortal de necesidad. Una desgracia más, añadida a la de presentarlo como un "avance" de la medicina y la técnica... Sabes, por otra parte, que yo tengo ese mismo defecto de Ignacio. Ojalá solo fuera el único. Un abrazo. Jami

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  2. Hola Alejandro. No nos conocemos mucho. Bueno, yo a tí un poco, de San Pablo (Oviedo). Quería enviaros ánimo para seguir con esa labor tan importante que hacéis
    Y sobre el artículo de Angelines y su hijo Ignacio, decir que admiro a todas las madres que quieren de forma incondicional a sus hijos y luchan por ellos. No puedo decir tanto de algunos padres.
    Realmente no nos damos cuenta de que los que nos llamamos "normales" no lo somos tanto. Nadie es perfecto y posee todas las capacidades que una persona pueda tener, por tanto, todos somos de alguna forma discapacitados. Entonces ¿porqué llamamos así a quienes nacieron con algún problema o enfermedad? Somos tan discapacitados que no somos capaces (y valga el juego de palabras) de ver y conocer en los demás, en aquellos que llamamos "discapacitados", sus propios valores. ¿por qué hacemos esto?, creo que por pura ignorancia y, en el fondo, por miedo. Por miedo a que nos "toquen" nuestra vida "perfecta" y cómoda; y por tanto, por egoismo. Todos tenemos nuestra razón de ser en este mundo, con más o con menos virtudes y capacidades.
    ¡Por Ignacio y Angelines! ¡Y por todas las madres y mujeres luchadoras de este mundo que saben mirar a los ojos de sus hijos y otras personas con algún problema y valorarlos! Un abrazo.
    Eugenia Pérez

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